Sierra de gata: Un lugar mágico

castañar calzada medieval

El agua cristalina y fresca de la sierra corre por mitad de las calles en San Martín de Trevejo, precioso pueblo declarado conjunto histórico artístico.  Subimos por el puerto entre pinos y castaños hacia Villamiel. Es aquí donde nos sorprende la silueta del castillo de Trevejo, y mientras ascendemos a pie la serpenteante calzada, por siglos desgastada, entramos directamente en La Edad Media. Desde sus almenas y miradores, un espacio inmenso se pierde en la llanura hasta las sierras portuguesas, en otro tiempo enemigas. Increíble sensación pasear por esta pequeña aldea medieval, como sacada de un libro de caballería… Y Hoyos, Gata, Acebo, Torre…  Sorpresa tras sorpresa, la Sierra nos va revelando sus secretos… La amabilidad de sus gentes, su cultura y su rica gastronomía.

Portugal

Prolongación natural de la Sierra de Gata. A apenas 17 kilómetros de Valverde del Fresno entramos en este otro mundo. Con sorpresas inesperadas, en los floridos campos de Penamacor, la mas pura tradición de lo portugués en Monsanto, el lujo casi caribeño de Monfortinho… Gastronomía y tradición en un entorno por el que parece no pasa el tiempo.

Historia

La Sierra de Gata siempre fue lo mas extremo de Extremadura, las últimas tierras españolas hacia el Oeste. Zona fronteriza, y casi oculta por una orografía que antaño fue decisiva. Su aislamiento secular ha mantenido tradiciones, formas de ser y hacer que de otra manera se hubieran perdido. Por eso, aquí, las formas de vida mas rurales y esenciales están vivas hoy en día. Nítidamente nos llegan los vientos del reino de León y de Galicia, que en los tiempos de La Reconquista repoblaron estas tierra con sus gentes. Sus topónimos, apellidos, usos y costumbres prendieron y renacieron con personalidad propia en estos privilegiados valles. El vestigio vivo mas llamativo tal vez sea la lengua propia que conservan intacta Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo: «A Fala».  Y  repartidos por toda la zona, podemos encontrar , los curiosos «chafurdones», dólmenes, calzadas, estelas…y un sinfín de reliquias que diferentes civilizaciones fueron dejando. Uno de los mayores tesoros es el olivo. Dicen los entendidos que el preciado aceite de la Sierra de Gata es uno de los mejores del mundo.
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